Situado en el norte de la Península Ibérica, el País Asturiano se configura como un espacio complejo que por su carácter montañoso condicionó y condiciona decisivamente la vida de sus pobladores a lo largo de la Historia. La abundancia de las precipitaciones favorecida por un régimen dominante de vientos del oeste y el noroeste que originó, por su potencia erosiva salvando desniveles de más de 1.500 m., un sistema de profundos valles entre la Cordillera Cantábrica
que constituye su frontera natural por el sur y la línea de costa al norte, con una separación máxima de ochenta kilómetros. Por consiguiente, a lo largo de sus 10.565 km se suceden un conjunto de unidades paisajísticas diferenciadas tanto por la naturaleza y edad de los materiales que las conforman, como por el grado de antropización de las mismas, la gradación altitudinal en pisos de la vegetación climácica o potencial, formando un territorio conocido como Macizo Asturiano, esto es, la vertiente septentrional del sector más occidental de la Cordillera Cantábrica.
Desde las sierras y valles interiores del occidente al macizo
calizo de los Picos d'Europa en el oriente, pasando por los amplios valles
de la gran cuenca hidrográfica central, salvando las sierras litorales
hasta llegar a la rampa escalonada de la Marina, la organización
del territorio asturiano, las comunicaciones, los flujos y los intercambios
se adaptaron a los grandes ejes fluviales con la mar como último
punto de referencia.