Ante un rival mermado por las bajas, y en un Tartiere en muy malas condiciones, el Real Oviedo consiguió reencontrarse con el triunfo a base de un fútbol de presión que terminó por fructificar en un penalty que valió los tres puntos. El Xerez, segundo de la liga y equipo revelación del año, no pudo hacer más, pero estuvo a punto de amarrar el empate. Desde un principio, el centro de campo fue parcela azul, mientras en defensa un Onopko más civilizado que el del año pasado aportó la seguridad imprescindible para favorecer las evoluciones de Geni y Oli, que a punto estuvieron de marcar.
Tras el descanso el Oviedo aumentó la presión, logrando en el 50 que una jugada complicada en el área se transformase en el penalty que Onopko se encargó de transformar de disparo raso. Tras el tanto, el equipo de Marigil siguió dominando el encuentro, aunque las decisiones arbitrales les acabaron cargando de tarjetas, un desgaste que podrá notarse en jornadas sucesivas.