Además de la debacle económica, que quedó demostrada en la última junta de accionistas, el Oviedo está cayendo en barrena en lo que a juego se refiere. Tras el meritorio empate ante el Atlético de Madrid, el equipo de Marigil solo ha sacado un punto de sus enfrentamientos ante los dos conjuntos de la cola de la tabla, poco para un equipo que aspira al ascenso. La impresión general que ofrece el equipo es pésima, ya que se muestra sistemáticamente incapaz de llegar arriba, mientras que su defensa ofrece serios agujeros. Cuéllar lo demostró ayer. El último refuerzo del Nástic se convirtió ayer en el azote de los carbayones, y, en un par de jugadas individuales, logró poner en entredicho la retaguardia azul. Suerte que detrás estaba Esteban, que logró el solito que el equipo asturiano aguantase el empate durante todo el primer tiempo.Parecía que en el segundo, los azules podrían enderezar el rumbo, pero el equipo seguía inoperante en campo rival. Un remate de Geni fue la única ocasión del Oviedo para adelantarse, pero de ese mismo ataque nació el contragolpe tarraconense que culminó en el tanto de Cuéllar. Desde el gol rival, el oviedo jugó atolondrádamente y no fue capaz de empalmar una sola jugada decente.